Durante el siglo XVI y XVII España pasa por una serie de altos y bajos que marcarán su historia. Comienza a considerarse como una potencia porque lideraba el cruce del transoceánico lo que le daba un gran poder en el comercio para obtener los recursos necesarios, también porque dominaba ciertos centros financieros y a su vez buscaba fomentar un ejército.
España quería implantar un imperio cristiano pero para ello desarrolla ciertas estrategias, como por ejemplo el detenimiento de la expansión del imperio Turco, trata de no establecer ningún tipo de relación con sus enemigos como lo era Francia debido a que estaba expandiéndose territorialmente; trató de combatir el protestantismo logrando la paz de Westfalia, tratado que planteaba el fin de las guerras religiosas; a su vez, evitaba la independencia de los Países Bajos lo cual sólo trajo desventajas para la independencia.
Esta búsqueda de la imposición del imperio cristiano terminó siendo un gran fracaso porque generó un gran número de costos debido a la construcción de galeras y barcos, el mantenimiento de los frentes de guerra y el descontento en los cuarteles porque no tenían paz, debido a la introducción de metales de América y la no producción de bienes en España incrementó la inflación.
Todo esto, en general, se dio a consecuencia de una falta de administración centralizada de los territorios colocando a España en una potencia de segundo orden.
El video muestra cómo España tenía el control, como potencia, de una serie de territorios, la situación política y la influencia de las artes como la pintura y la escultura en la época.
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